LAS FÁBULAS.
Las fábulas de Samaniego fueron
escritas para que sirvieran de lectura a los alumnos del Real Seminario
Patriótico Vascongado. Fueron publicadas en 1781 en Valencia los cinco primeros
libros con el título de Fábulas en verso
castellano y en 1784 apareció en Madrid la versión definitiva, titulada Fábulas morales y formada por nueve
libros con 157 fábulas.
Sus fábulas son inspiración de las
obras de los fabulistas clásicos Esopo y Fedro y, también del francés La
Fontaine y del inglés J. Gay. La finalidad de sus fábulas es didáctica y poseen
un estilo bastante sencillo y métrica variada.
Entre sus más destacadas fábulas se
encuentran: La lechera, Las ranas que
pedían rey, El parto de los montes,
La cigarra y la hormiga, La codorniz, Las moscas, El asno y el cochino, La
zorra y el busto y, El camello y la pulga.
Fábula: La lechera
Llevaba en la cabeza
una lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado,
que va diciendo a todo el que lo advierte:
¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!
Porque no apetecía
más compañía que su pensamiento,
que alegre le ofrecía
inocentes ideas de contento,
marchaba sola, la feliz lechera;
y decía entre sí de esta manera:
“Esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero,
y con esta partida
un canasto de huevos comprar quiero,
para sacar cien pollos, que al estío
me rodeen cantando el pío pío".
Del importe logrado
de tanto pollo mercaré un cochino;
con bellota, salvado,
berza, castaña engordará sin tino
tanto, que puede ser que yo consiga
ver cómo se le arrastra la barriga”.
una lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado,
que va diciendo a todo el que lo advierte:
¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!
Porque no apetecía
más compañía que su pensamiento,
que alegre le ofrecía
inocentes ideas de contento,
marchaba sola, la feliz lechera;
y decía entre sí de esta manera:
“Esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero,
y con esta partida
un canasto de huevos comprar quiero,
para sacar cien pollos, que al estío
me rodeen cantando el pío pío".
Del importe logrado
de tanto pollo mercaré un cochino;
con bellota, salvado,
berza, castaña engordará sin tino
tanto, que puede ser que yo consiga
ver cómo se le arrastra la barriga”.
“Llevarelo al mercado; sacaré de él sin
duda buen dinero;
compraré de contado
una robusta vaca y un ternero,
que salte y corra toda la campaña,
hasta el monte cercano a la cabaña”.
Con este pensamiento
enajenada, brinca de manera,
que a su salto violento
el cántaro cayó. ¡Pobre lechera!
¡Qué compasión! Adiós leche, dinero,
huevos, pollos, lechón, vaca y ternero.
¡Oh loca fantasía,
que palacios fabricas en el viento!
Modera tu alegría;
no sea que saltando de contento,
al contemplar tu dichosa mudanza,
quiebre su cantarillo la esperanza.
No seas ambiciosa
de mejor y más próspera fortuna;
que vivirás ansiosa
sin que pueda saciarte cosa alguna.
No anheles impaciente el bien futuro
mira que ni el presente está seguro.
compraré de contado
una robusta vaca y un ternero,
que salte y corra toda la campaña,
hasta el monte cercano a la cabaña”.
Con este pensamiento
enajenada, brinca de manera,
que a su salto violento
el cántaro cayó. ¡Pobre lechera!
¡Qué compasión! Adiós leche, dinero,
huevos, pollos, lechón, vaca y ternero.
¡Oh loca fantasía,
que palacios fabricas en el viento!
Modera tu alegría;
no sea que saltando de contento,
al contemplar tu dichosa mudanza,
quiebre su cantarillo la esperanza.
No seas ambiciosa
de mejor y más próspera fortuna;
que vivirás ansiosa
sin que pueda saciarte cosa alguna.
No anheles impaciente el bien futuro
mira que ni el presente está seguro.
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