jueves, 19 de mayo de 2016

LA POESÍA DEL SIGLO XVIII

MELÉNDEZ VALDÉS, CIENFUEGOS Y QUINTANA.

       
     Meléndez Valdés es considerado como el primer poeta del siglo XVIII. Se inicia en la poesía con el estilo elegante, aunque frívolo y superficial, de las Eglogas y las Odas, que siguen la tradición anacreóntica. La naturaleza es galante, el amor sensual y el ritmo alegre. Hay frecuentes referencias mitológicas y una exaltación del mundo de los sentidos.
            Más tarde con las Epístolas, evoluciona a un estilo más profundo, de mayor contenido moral. Su visión de la naturaleza se hace más melancólica, hasta servir de base a meditaciones graves. Es un anticipo a la tendencia romántica que entrará con fuerza en el siguiente siglo.




          
  La poesía de Nicasio Álvarez de Cienfuegos se ubica entre el neoclasicismo y el prerromanticismo español.  Cienfuegos se inicia en el ejercicio de la poesía de la mano de su amigo Meléndez Valdés, del cual se aprecian clarísimas influencias. En un segundo momento, a partir de 1787, se puede apreciar cómo poco a poco la poesía de Cienfuegos se va liberando de la tendencia neoclásica y toma una nueva dirección. Se encuentran en esta época la combinación de los ideales denominados prerrománticos, se destacan temas humanitarios, de igualdad, libertad, justicia, amor al progreso, amistad, fraternidad universal, etc., con algunos de los que imperarían en la época romántica (soledad, muerte, desengaño amoroso, despedida de los amantes, la noche, etc.).



            La poesía de Quintana (Manuel José Quintana) es casi toda de tema cívico, moral, patriótico o político, de inspiración fundamentalmente neoclásica, pero muy próxima al Prerromanticismo en algunos momentos. Se destaca por su tono en exceso declamatorio de sus versos y la abundancia de epítetos.

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