Recibe el nombre de literatura dieciochesca a la que predomina en el siglo XVIII en España.
Se pueden diferenciar
tres tendencias:
a) La clasicista o
neoclásica.- heredera del clasicismo
que se desarrolló en forma simultánea al
barroco, en el siglo XVII.
b) La ilustrada: se vincula a la corriente filosófica e ideológica de la
Ilustración y la Enciclopedia.
c) La prerromántica.- rechazaba la estética neoclásica y es el antecedente
del romanticismo del siglo XIX.
Durante el siglo XVIII se produce en
Europa un cambio importante en todos los órdenes; es el siglo de la Ilustración
(movimiento nacido en Francia que tenía como finalidad divulgar el saber,
fomentando el espíritu crítico y el culto a la razón).
Valores y conceptos que precedían a
la sociedad del Barroco entran en crisis y poco a poco van desapareciendo.
España
se hundió en la decadencia,se instaura en el Poder la dinastía borbónica. La
política desarrollada por los Borbones es la fiel representación del modelo del
Antiguo Régimen: el absolutismo, donde el rey controla todo lo que se encuentra
bajo su poder y es la fiel encarnación del Estado. Los Borbones introdujeron en
España los modelos administrativos franceses.
Lo que
concierne a la literatura ilustrada, ésta se caracteriza por ser
preferentemente crítica y didáctica. El género dominante es el ensayo, que
permite la libre exposición del pensamiento y de distintos contenidos
ideológicos. Para la literatura
se inicia una época en que los escritores son cultos, curiosos y fecundísimos e
infatigables trabajadores.
“De 1680 a 1750 aproximadamente,
fuera de las universidades que se niegan a aceptar cualquier novedad, pequeños
grupos de hombres, grandes señores, eclesiásticos cultivados, eruditos e
intelectuales de origen a veces modesto, discuten en reuniones periódicas (tertulias)
sobre ciencia y filosofía nuevas, sobre historia y literatura.”[1]
Las características de la literatura
dieciochesca son:
Ø Utilitarismo: predominio de la razón sobre el sentimiento
o la imaginación. Se abandona la idea del arte por el arte: la literatura debe
buscar la verdad, no la belleza.
Ø Finalidad didáctica: se vuelve al principio clásico de
“enseñar deleitando”. La literatura debe educar y ayudar a dar formación al
pueblo.
Ø Se estudia a los clásicos para determinar las reglas de
los géneros literarios.
Ø El artista debe buscar la claridad, la sencillez y el
buen gusto.
[1]Canavaggio,
Jean “Historia de la literatura española: El siglo XVIII, volumen 4. El siglo
XVIII”, Barcelona, 1995. P. 11
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