Entre los poetas destacados del periodo colonial, se encuentran: Gutierre de Cetina, Francisco Terrazas y Bernardo de Balbuena.
“Gutierre de Cetina produjo casi toda su obra en España; en México, además de la Paradoja en alabanza de los cuernos, se le atribuye un libro de comedias morales en prosa y otro de comedias profanas en verso, con otras muchas cosas”, de acuerdo a lo que expone la autora Beatriz Garza. Cuando Gutierre de Cetina llegó a México, era ya un autor de prestigio. Se le reconoce dentro de la literatura mexicana por su repercusión en la lírica hispánica del Nuevo Mundo, por sus temas, construcciones y versos italianizados que ganaron visible terreno en la lírica de la metrópoli.
Francisco de Terrazas es un autor, nacido ya en tierras de la Nueva España. Hijo de un conquistador. Se cree que nació alrededor del año 1525.
En 1571, vivió en Tulancingo y tres años después, el arzobispo de México, Pedro Moya de Contreras, lo proclamó “hombre de calidad” y “gran poeta”.
Terrazas es una figura importante de la lírica del Nuevo Mundo. Se conservan muy pocas composiciones suyas: cinco sonetos, una epístola y cuatro sonetos (de un cancionero toledano, descubierto por Pedro Henríquez Ureña).
En una epopeya sobre la conquista de México, titulada Nuevo Mundo y conquista, se proclama a Terrazas “excelentísimo poeta, toscano, latino y castellano”.
Bernardo de Balbuena fue un poeta español nacido en Ciudad Real el 20 de noviembre de 1562 y fallecido en San Juan de Puerto Rico el 11 de octubre de 1627.
Su padre regresó a México poco tiempo después de su nacimiento y Balbuena, a la edad de 22 años, decidió conocerlo. Dejó a su madre en España y marchó a Centroamérica; allí permaneció muchos años y, más tarde, se ordenó sacerdote; así comenzó un camino de fe y de literatura. Se distinguió muy pronto por su aplicación y su saber, además, por el talento que tenía para la poesía. Se llevó los premios en las justas poéticas, que se celebraban con frecuencia.
Haber pasado gran parte de su vida sin su padre, se refleja en su obra: La orfandad.
Entre sus obras más conocidas se encuentran: La Grandeza Mexicana, publicada en México en el año de 1609, El Siglo de Oro, novela pastoral en prosa y verso, impresa en Madrid en 1608, El Bernardo, o sea la victoria de Roncesvalles, poema heroico en veinticuatro libros, publicado en Madrid en 1624.
Otras obras que compuso son: La Cristiada, La alteza de Laura, un Arte nuevo de Poesía, y una Cosmografía universal. Algunas de ellas se perdieron cuando los holandeses invadieron su casa en Puerto Rico y robaron su librería.