La lengua española comenzó a
expandirse antes que ningún otro idioma; las colonias se encontraban más
alejadas que las de cualquier otra metrópoli, por lo que podría deducirse que
las diferencias lingüísticas resultaran mucho mayor en la actualidad; sin
embargo el español quiso ser herramienta para unificar y facilitar la
comunicación entre las diferentes culturas.
La variedad lingüística que se llevó
de España a América durante los siglos XV y XVI fue la meridional, que se
estableció en la Plataforma Antillana, desde donde se expandió a todo el
continente.
Por ese motivo, solo se extendieron
por el continente algunos rasgos meridionales, como el seseo, pero no la
aspiración de silbantes implosivas, la supresión de sonidos consonánticos, la
relajación del fonema /x/, etc.
Respecto a las muchas lenguas
precolombinas, se reconoce que su influencia fue muy poca, salvo en algunas
regiones específicas; la mayoría de veces en torno al léxico y sólo en algunos
momentos en la fonética. Apenas se detectan rasgos que afectan a la morfología
o a la sintaxis.
Algunas
voces de las lenguas precolombinas aparecen por primera vez en el mismo diario
de Colón, como canoa, hamaca, caníbal o
cacique. Otras surgen paulatinamente
en la literatura española de los siglos XVI y XVII, que posteriormente se
emplearon por todos los hispanohablantes, como maíz, sabana, tabaco, tiburón, loro, guayaba, iguana, aguacate,
cacahuate, chocolate, tiza, tomate, chicle, alpaca, guano, cóndor, papa,
mandioca, tapir, etc.
Aunque la lengua española tiende a
la unidad, a diferencia del inglés o francés, no impide que existan variedades
lingüísticas, especialmente en el nivel fonético y semántico.
En fonética predomina una gran
variedad de pronunciación tanto en España como Hispanoamérica; sin embargo no
son muchas las diferencias, lo que permite su entendimiento.
En España hay dos sonidos /s/ y /θ/=
[th] (correspondientes a las grafías “s” y “z”) que en Hispanoamérica se neutraliza
en /s/. A éste fenómeno se le conoce como el “seseo”, que también se registra
en parte de Andalucía y en Canarias.
En España la /t/ se pronuncia por
separado, por ejemplo la palabra “atleta” se pronuncia “at-le-ta”, mientras en
Hispanoamérica se pronuncia “a-tle-ta”.
En algunas regiones de
Hispanoamérica se neutraliza el fonema /y/ y /λ/ a favor de la primera.
La pronunciación de la /r/ final es
otro rasgo destacable en el español de América por la diversidad de sus
distintas pronunciaciones.
Finalmente, otro de los fenómenos
fonéticos destacables que afectan a la vibrante, es la neutralización de /r/ y
/l/, que se extiende fundamentalmente por el Caribe y las Antillas.
En el plano semántico, el uso de
neologismos del inglés es más frecuente en Hispanoamérica. Algunos ejemplos
son:
España=Ordenador;
Hispanoamérica= Computadora, computador
España=Ratón;
Hispanoamérica= mouse
España=
Pibe/tío/colega; Hispanoamérica= Chamaco/ pibel/ chico
España= Correo
electrónico; Hispanoamérica= email/ e-mail
En México se puede escuchar la frase
vio el carro de bomberos y se paró en la
banqueta, lo que en España correspondería vio el coche de bomberos y se quedó de pie en la acera.
La variación lingüística está ligada
a los hablantes que la usan, a la cultura y sociedad en sí. Lo que define cada
variedad de la lengua es su relación con la sociedad: quién, cuándo usa la
lengua y en qué modo lo hace.
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