En 1871 hubo en Alemania una novela realista que se refería a temas sociales contemporáneos. Surge también un naturalismo de tipo paisajista que exalta el campo y las idiosincrasias de la aldea, las tradiciones, etc.
Esta tendencia, explica el autor Esteban Tollinchi “se intensificó a fines del siglo XIX en la obra folklorista de W.H.Riehl o en los llamados Heimatdichte y en 1880, Theodor Fontane se desarrolla como un gran retratista de la sociedad contemporánea y después de 1890, todo tipo de influencia extranjera entró en el país”.[1]
Posteriormente y bajo la influencia de los realistas daneses, apareció la primera gran novela realista de la literatura alemana: Buddenbrooks de Thomas Mann.
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