viernes, 25 de abril de 2014

El Modernismo Mexicano

                 A fines del siglo XIX los escritores se interesan por otras épocas y por la literatura de otros países. De esa manera surge el Modernismo, corriente o escuela literaria que busca una renovación del idioma, una nueva estética de la libertad, encaminada a la consecución de un nuevo tipo de belleza.

            La literatura del Modernismo corresponde al mundo moderno, a las sociedades transformadas por las revoluciones social e industrial. Surge cuando existe una mínima base de modernidad en los procesos social y económico.

            El Modernismo en México busca la individualidad, crear expresiones propias, englobar diversas tendencias, rechazar la clase dirigente y  no se limita por fronteras nacionales.



            Se divide en tres etapas:

Primera Etapa.- Se intenta crear formas nuevas y mantener el lenguaje en circulación. Los principales representantes son: Salvador Díaz Mirón y Manuel Gutiérrez Nájera.

Segunda Etapa.- Se encuentra formada por la generación del exilio. Estando en Europa, los escritores descubren que su obra parte de una sola literatura: la hispanoamericana. Principales representantes: Amado Nervo y Luis G. Urbina.


Tercera Etapa.- Corresponde al triunfo de la revolución. El máximo representante es Ramón López Velarde.

miércoles, 23 de abril de 2014

El costumbrismo, naturalismo y realismo narrativos en México


La situación por la que atravesó el país a partir de la consumación de la Independencia y la solución de asuntos vitales relegó los aspectos de orden natural, por lo que las condiciones propicias que favorecerían el desarrollo de las actividades literarias no surge de manera inmediata.

            El trabajo editorial, principal vehículo a partir del cual se desarrollaría el Costumbrismo, se encontraba en atraso respecto al de otros países. La inestabilidad de la nación se manifiesta en las publicaciones literarias del momento.
            El Costumbrismo literario consiste en reflejar los usos y costumbres sociales sin analizarlos, ni interpretarlos, ya que de ese modo se entraría en el realismo literario, con que el que se haya directamente relacionado.
            El Costumbrismo se limita a la descripción de lo más externo de la vida cotidiana. Por lo general, se manifiesta en prosa más que en verso. El género que ha registrado grandes obras costumbristas, es el teatro.
            El Costumbrismo desde la perspectiva romántica rescata lo tradicional y lo regional de cada país y la necesidad de identificación nacional que prevalecía en México durante las primeras décadas de vida independiente.
            Entre los autores más destacados del movimiento Costumbrista, se encuentran: Ángel del Campo “Micros”, Miguel Abreu Gómez, Manuel Payno y Luis Gonzaga Inclán.

            El Realismo es una corriente estética de las artes, que se difunde en toda Europa en la segunda mitad del siglo XIX y que tiende a la representación de lo real y lo concreto, evitando cualquier tratamiento idealizador o subjetivo. El Realismo intenta reflejar la realidad externa de forma objetiva y despersonalizada por medio de la observación y la documentación. Por ello utiliza como género principal la novela.

            Los novelistas más sobresalientes de México son: Emilio Rabasa, Rafael Delgado, Ángel del Campo, José López Portillo, Federico Gamboa y Bustamante.
            “Las novelas pertenecientes a este movimiento muestran trozos de una realidad comprendida en un tiempo y en un espacio determinados donde se desenvuelven seres que viven inmersos en una sociedad y condicionados por ella y por su propia historia personal.”[1]  


           
            El Naturalismo surge como una derivación del Realismo, que tenía como objetivo explicar los comportamientos del ser humano. El novelista del Naturalismo pretende interpretar la vida mediante la descripción del entorno social y descubrir las leyes que rigen la conducta humana.
            El Naturalismo en México, es también llamado Indigenismo y tiene como principales representantes a Federico Gamboa, Ignacio M. Altamirano y Vicente Riva Palacio. Es un movimiento que abarca desde 1850 hasta 1900.
            El Naturalismo traza las costumbres de la urbe porfiriana en un ambiente de miseria material y espiritual. Se basa en reproducir la realidad con una objetividad documental en todos sus aspectos.
            Los escritores naturalistas representan a sus personajes en situaciones extremas de pobreza y marginación, con el fin de poner al descubierto a quienes perjudicaban la sociedad.


[1] Franco Bagnouls, Op. CIt. P. 179

lunes, 14 de abril de 2014

El proceso de transición y la independencia


         Los hechos ocurridos durante los años que ocupó la guerra de Independencia ofrecen cambios definitivos en la sociedad mexicana. La literatura se dirige a nuevos horizontes de creación.

            El autor Arturo Orozco expresa que “el tema de la gesta heroica que se había vivido en el territorio se muestra en los géneros épico, lírico y dramático, donde fue tratado con beneplácito y exaltación”.[1]

            El movimiento independentista condujo a la literatura hacia aspectos de tipo político. La expresión escrita se convirtió en proclamas, manifiestos y arengas, obras en las que se testimoniaba la libertad de palabra y de pensamiento.

            Los textos característicos de la literatura de la Independencia fueron ensayos revolucionarios y la poesía de exaltación patriótica que llenaron la dinámica cultural de los años en que se estableció el movimiento armado.

            Entre prosistas más destacados de esta época se encuentran: fray Servando Teresa de Mier, José María Cos, Juan Wenceslao Sánchez de la Barquera y el más importante de todos, José Joaquín Fernández de Lizardi.

            Entre los poetas más sobresalientes se encuentran Francisco Manuel Sánchez de Tagle, Francisco Ortega, José María de Heredia y Andrés Quintana Roo.
           


[1] Orozco Torre, Arturo. “Literatura Mexicana e Iberoamericana. Introducción al análisis de textos”, Edo. de México, 2003. P. 250

lunes, 7 de abril de 2014

El siglo XVIII y el Neoclasicismo

            De acuerdo a la autora Lourdes Franco “el siglo XVIII se distingue fundamentalmente por su afán cientificista y por su espíritu crítico. Durante este siglo se presentan grandes cambios de mentalidad. Los pensadores luchan contra la desigualdad social, contra las monarquías absolutas y la censura religiosa”. [1]

            Las ideas renovadoras nacidas en Inglaterra, se difundieron rápidamente por Europa y a través del enciclopedismo francés llegan a América.
            Durante esta época se da en Europa el fenómeno conocido como el “despotismo ilustrado”.
            El neoclasicismo, es un movimiento que aparece a finales del siglo XVIII y se mantiene hasta los años 1830. Aunque se inicia y desarrolla en el norte de Europa, su presencia se hace notar también en América.
            El neoclasicismo expresa y promueve algunas de las ideas básicas de la revolución francesa: glorifica las grandes virtudes de la antigüedad, acepta el paganismo y agrega la ciencia a la emoción.
            En la literatura mexicana el Neoclasicismo significa un retorno a los clásicos grecolatinos, como modelos a imitar; significa “nuevo clásico”, es decir volver la mirada a las culturas clásicas: Grecia y Roma.
            En este movimiento se da preferencia a la razón, en vez de los sentimientos, se imponen reglas a las que deben ajustarse las obras literarias, como consecuencia, se abandona la producción lírica.
            Se rechaza lo imaginativo y lo fantástico, ya que no se escribe para entretener, sino para educar.
            La literatura mexicana neoclásica tiene un marcado carácter crítico, didáctico y moralizador. Existe un intenso patriotismo, es la expresión de un nuevo pueblo, que persigue los ideales de libertad y dignidad. Se exaltan los valores del campesino indígena.


[1] Franco Bagnouls, Ma. de Lourdes. “Literatura Hispanoamericana”, México, D.F, 2003.  P. 107


domingo, 6 de abril de 2014

El Barroco y los autores novohispanos

             El Barroco, fue un movimiento artístico que surge a finales del siglo XV y se preserva hasta mediados del siglo XVIII.

            En la Nueva España se inicia en el siglo XVII y con ello se construye una nueva identidad. El Barroco trajo consigo una renovación de técnicas y de estilos.

            La cultura barroca del Nuevo Mundo, tiene numerosos exponentes en la expresión literaria, entre ellos se encuentran: Carlos Sigüenza y  Góngora, Sor Juana Inés de la Cruz, Bernardo de Balbuena, Juan Ruíz de Alarcón, Francisco Bramón, Miguel de Guevara, a quien se le atribuye el famoso soneto No me mueve mi Dios para quererte.


            En el barroco literario, la lírica era el género más popular y se destaca de ella, el soneto; otros géneros que se cultivan son la crónica y el teatro.

            Los poetas barrocos tratan temas contradictorios entre el sentimiento y la razón, sabiduría e ignorancia, cielo e infierno, pasión y calma, temporalidad, la vanidad de la vida, lo aparente y lo verdadero, lo divino en todas sus formas, lo mitológico, lo histórico, lo erudito, lo moral, los filosófico, lo satírico, etc.

            El rasgo más sobresaliente del barroco es sin duda, el contraste. Las obras se manifiestan como paradoja y utilización de tesis y antítesis.


Nota:
En este mes de abril 2014, te compartiré temas relativos a la
Literatura Mexicana del siglo XVII al XIX
Atte. Lic. Luz Juárez

domingo, 30 de marzo de 2014

Poesía Colonial

           Entre los poetas destacados del periodo colonial, se encuentran: Gutierre de Cetina, Francisco Terrazas  y Bernardo de Balbuena.

            Gutierre de Cetina produjo casi toda su obra en España; en México, además de la Paradoja en alabanza de los cuernos, se le atribuye un libro de comedias morales en prosa y otro de comedias profanas en verso, con otras muchas cosas”, de acuerdo a lo que expone la autora Beatriz Garza. Cuando Gutierre de Cetina llegó a México, era ya un autor de prestigio. Se le reconoce dentro de la literatura mexicana por su repercusión en la lírica hispánica del Nuevo Mundo, por sus temas, construcciones y versos italianizados que ganaron visible terreno en la lírica de la metrópoli.
                       
            Francisco de Terrazas es un autor, nacido ya en tierras de la Nueva España. Hijo de un conquistador. Se cree que nació alrededor del año 1525.

            En 1571, vivió en Tulancingo y tres años después, el arzobispo de México, Pedro Moya de Contreras, lo proclamó “hombre de calidad” y “gran poeta”.

            Terrazas es una figura importante de la lírica del Nuevo Mundo. Se conservan muy pocas composiciones suyas: cinco sonetos, una epístola y cuatro sonetos (de un cancionero toledano, descubierto por Pedro Henríquez Ureña).
            En una epopeya sobre la conquista de México, titulada Nuevo Mundo y conquista, se proclama a Terrazas “excelentísimo poeta, toscano, latino y castellano”.

            Bernardo de Balbuena fue un poeta español nacido en Ciudad Real el 20 de noviembre de 1562 y fallecido en San Juan de Puerto Rico el 11 de octubre de 1627.
            Su padre regresó a México poco tiempo después de su nacimiento y Balbuena, a la edad de 22 años, decidió conocerlo. Dejó a su madre en España y marchó a Centroamérica; allí permaneció muchos años y, más tarde, se ordenó sacerdote; así comenzó un camino de fe y de literatura. Se distinguió muy pronto por su aplicación y su saber, además, por el talento que tenía para la poesía. Se llevó los premios en las justas poéticas, que se celebraban con frecuencia.
            Haber pasado gran parte de su vida sin su padre, se refleja en su obra: La orfandad.

            Entre sus obras más conocidas se encuentran: La Grandeza Mexicana, publicada en México en el año de 1609, El Siglo de Oro, novela pastoral en prosa y verso, impresa en Madrid en 1608, El Bernardo, o sea la victoria de Roncesvalles, poema heroico en veinticuatro libros, publicado en Madrid en 1624.

            Otras obras que compuso son: La Cristiada, La alteza de Laura, un Arte nuevo de Poesía, y una Cosmografía universal. Algunas de ellas se perdieron cuando los holandeses invadieron su casa en Puerto Rico y robaron su librería.



viernes, 28 de marzo de 2014

Fray Bartolomé de las Casas


               Fue un religioso español, defensor de los derechos de los indígenas. Llegó a las Indias en 1502 (diez años después de su descubrimiento) y en 1512 se ordenó sacerdote, siendo el primero que lo hacía en la Nueva España.


            Tiempo después, conmovido por los abusos de los colonos españoles hacia los indígenas, emprendió una campaña para defender los derechos humanos de los indios. Empezó por renunciar él mismo a la encomienda que le había concedido el gobernador de Cuba. Denunció la institución evangelizadora como una forma de esclavitud encubierta, hacia los indios.


            En 1543 Las Casas fue nombrado obispo de Chiapas, México, aunque la hostilidad de sus feligreses por sus rigurosas exigencias morales le hizo regresar a Castilla en 1547.
            Desde 1551 hasta su muerte, Las Casas fue nombrado procurador de indios.


            El autor Bernard Lavallé comenta que “Las Casas relató pormenorizadamente sus experiencias, ideas, proyectos y luchas, de modo que permite una aproximación directa a su trayectoria. Su obra más importante recibe el título de Brevísima relación de la destrucción de las Indias”, en ella aparece como protagonista en muchos de los capítulos y denuncia la crueldad de los españoles para con los indios de América hispana.